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viernes, 2 de octubre de 2009

Brunch: dos comidas en una


La palabra brunch surge de la unión de las expresiones inglesas breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo).
Esta costumbre, que consiste en fusionar el desayuno y el almuerzo en una sola comida, es una tradición anglosajona. Pero poco a poco se ha ido extendiendo a otros países hasta tal punto que hoy en día se sirve en muchos hoteles y restaurantes en todo el mundo, incluido Argentina.

Por tradición, el brunch es una comida informal reservada para los fines de semana y originada en el hábito de levantarse en horas avanzadas de la mañana.

Se trata de la mezcla de alimentos dulces y salados que se toma entre las 11 y las 15 horas. Se combinan los alimentos del desayuno y los de la hora del almuerzo, por ejemplo tostadas, dulces y café con ensaladas, fiambres y huevos. La comida resulta totalmente equilibrada si lo que se come y sus cantidades son las adecuadas.

Más allá de bebidas gaseosas y jugos, se puede servir vino o champagne como única bebida alcohólica para el brindis final, en caso de que el evento se realice con motivo de algún festejo o agasajo.

Porque el brunch también puede ser el servicio de comida ideal para un evento por la mañana. Por ejemplo, un bautismo: inmediatamente después de la ceremonia se recibe a los invitados en casa y se les ofrece un brunch.

En el ámbito empresarial, cuando se organizan reuniones de trabajo, seminarios y congresos, el brunch se está imponiendo como la opción más habitual para que los ejecutivos tomen algo durante los breaks de media mañana. Sin embrago, la composición del brunch corporativo es más frugal que la del brunch social. Su duración también es menor; si se trata de un descanso de trabajo, nunca debe superar la media hora.

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